Tod@s a Bordo

Bienvenid@s a nuestro blog, Otro Barco a Venus, que hemos iniciado un poco por el interés en el fenómeno de las comunidades cibernéticas y bastante por puro entretenimiento y ganas de compartir las cosas que nos gustan. Los nombres de las secciones están inspirados en canciones y esperamos abarcar lo mismo temas mundanos y sencillos como algunos más serios y complejos. Así en "No me mires" (tomado, como el nombre del blog, de una canción de Mecano) tendremos comentarios y fotos de maquillaje, en "Livin' la Vida", hablaremos de finanzas cotidianas, temas de familia y cosas por el estilo, y en "Si tu boquita fuera" compartiremos recetas, consejos de cocina y reseñas de sitios para ir a comer.

miércoles, 3 de abril de 2013

Un mañana en las estación Deportivo


La muchacha que manejaba frenéticamente, a unas 15 m/p/h, el coche sombrilla de su hij@ mientras hablaba por su celular y caminaba por encima de la prohibida línea negra de la plataforma de tren, provocó que en repetidas ocasiones se escuchará por los alto parlantes de la estación "por favor de mantenerse alejados de la línea negra por su seguridad, por favor de mantenerse alejados de la línea negra por su seguridad..." Hasta que finalmente ante la inminente llegada del tren y la reiterada conducta ilegal (creo que ilegal) de la imprudente madre, una vez más se escuchó "señora aleje el coche de la línea negra por la seguridad de niño".


Se preguntarán porque ante tanta desobediencia y necedad  todavía la guardia de seguridad no intervenía con la descuidada madre. Pues les cuento que la irresponsable madre se encontraba parada al final de la plataforma y obviamente la eficiente guardia de seguridad, quien sonaba su pito de advertencia mientras estaba recostada de la baranda, no se iba a movilizar hasta el final de la plataforma (unos 100 pies mal tasados) pues entonces quien hablaría con el chofer del tren a su llegada a la parada para ponerlo al tanto del suceso del día de la estación del Deportivo. Finalmente con la llegada del tren, la madre se abrió paso entre los pocos que salían del tren sin temer pisar a alguien con el coche y se sentó. Todo esto sin jamás soltar su celular.

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